EL NIÑO ADOPTADO EN LA ESCUELA.
Trabajar el tema de los orígenes en clase.
Hoy en día, cada vez más parejas acuden a la adopción para crear una
familia.
A veces los profesores tienen dudas sobre cómo tratar el tema de los
orígenes de los niños. Es importante no negar las diferencias: si un niño tiene
la piel negra, tiene la piel negra, si tiene los ojos achinados, los tiene
achinados. No vamos a decir otra cosa cuando es evidente que es así. En cambio,
es bueno poder explicar las diferencias
físicas que existen entre las personas, pero también de las diferencias étnicas que existen
alrededor del mundo. Es muy interesante
poder hablar de las funciones de los padres. ¿Qué hace que una persona sea
madre o padre? ¿Es el embarazo y el parto lo que hace que alguien se convierta
en padre o en madre? ¿O más bien, la
capacidad de una pareja para cuidar y proteger a su hijo?
Para trabajar estos temas, contamos con numerosos cuentos infantiles
que hablan del tema y sirven de material para abordar el tema. Aquí os facilito
algunos cuentos que me parecen especialmente adecuados, pero existen muchos
más...
Los padres de niños adoptados se preocupan sobre los progresos de sus
hijos en los aprendizajes. Esperan que sus hijos tengan el mismo nivel que los
otros niños de su clase y que no se retrasen en la adquisición de los
conocimientos. Esta es una inquietud natural y comprensible, que no es para
nada exclusiva de los padres de niños adoptados.
Para una gran mayoría de
niños adoptados, todo va bastante bien en el colegio. Pero es cierto que en los
niños adoptados, existe una mayor probabilidad de tener dificultades de
aprendizaje y de concentración.
Si las dificultades aparecen a nivel de escolar, debemos tener en mente:
Si las dificultades aparecen a nivel de escolar, debemos tener en mente:
El peso del sentimiento de
abandono, que está al origen de la historia de estos niños.
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Del sufrimiento y vulnerabilidad
de una carencia afectiva en ciertos momentos de su vida.
Existe un lazo muy estrecho
entre las carencias afectivas en la pequeña infancia, la capacidad de apego y
el deseo de aprender. Un apego sólido es fundamental para poder avanzar en el conocimiento y
los aprendizajes. No podemos separar cerebro y sentimientos, mente y
corazón. Un niño que no se siente seguro en sus lazos afectivos tiene
dificultades en dedicarse y enfrascarse en las tareas de la vida cotidiana (escolares,
de casa, autonomía, etc.). Es así como algunos niños adoptivos pueden en
ciertos casos resistirse u oponerse a los aprendizajes a pesar de tener
capacidades.
Por otro lado, los niños
pueden expresar su malestar a través de comportamiento de lentitud, de
pasividad, de falta de concentración, tendencia a la ensoñación… Ante estos
signos, los maestros y los padres pueden a veces tener dudas sobre las
dificultades de atención y concentración y formular sospechas de un TDAH. Pero
hay que ser vigilantes y no confundir capacidades intelectuales con
funcionamiento psíquico con un buen diagnóstico.
El consejo de base es dar tiempo al niño y respetar su edad afectiva,
que a veces puede estar en gran desajuste con su edad biológica o con su
desarrollo cognitivo. Un niño que no
rinde en lo escolar no quiere decir que sea ininteligente. Hay que buscar más
allá de las notas y de la conducta inapropiada a nivel escolar. Una ayuda
profesional puede ser útil en estos casos para ayudar a comprender lo que le
ocurre a ese niño.
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Al tanto con nuestra actitud como padres!!
Todos los padres vivimos con inquietud el hecho de que nuestro hijo
tenga dificultades en su escolaridad. Pero
debemos ser vigilantes en nuestra función como padres, que sería, entre otras
cosas, dar ánimos y esperanzas a los pequeños de la casa. Los niños
perciben nuestras expectativas y pueden notar nuestra preocupación o decepción,
y pueden terminar sintiéndose como hijos poco gratificantes para sus padres.
Esto evidentemente no ayuda a tener una buena autoestima.
Este proceso puede conducir a una situación de insatisfacción mutua y
una espiral negativa que se traducen por sentimientos de impotencia, de fracaso
personal y de decepción tanto en los niños como en los padres. Hay que intentar conservar una imagen
positiva del hijo. Es importante en este sentido ayudarle a que tenga éxito en
algún área sea la que sea (música, deporte, hobbies, cocina, etc). El niño
necesita estar satisfecho de sus realizaciones y que sus padres estén
orgullosos de él.
·
¿Cómo
podemos ayudarlo?
Primero hay que diferenciar
las dificultades psíquicas de las cognitivas. Si el área emocional está
afectada, se puede proponer un tratamiento psicológico al niño orientado a una
mayor comprensión y aceptación de su historia personal, desarrollando sus
capacidades psico-emocionales, así como unas visitas con los padres para
ayudarles en el trato con el niño.
Una estrecha colaboración entre padres, maestros, pediatras, logopedas
es necesaria. Esto nos permite ser coherentes y reunir todos nuestros esfuerzos
en la misma dirección.
Jasmine Gregory Le Du. Psicóloga col. nº 13.834. Tel : 651 498 576.
Email :
jasminegregori@gmail.com